miércoles, 17 de enero de 2024

Introspectiva de un castor

 Han pasado un par de años, un par de años que han sido fugaces, tenaces... fuegos similares a los infernales. Hay motivos por los que quisiera que muchas de las cosas ocurridas jamás hubieran pasado... hay desarrollos de mi personaje que hubiera preferido omitir; pues en el paso te herí... a ti, al amor de mi vida.

¿Que por qué lo escribo ahora? es una pregunta interesante. Podría decir que es una manera sutil de expresarte el amor y devoción que por ti siento; podría decir que es una manera de amarte en silencio, para después tímidamente mostrarte este escrito y te apiades de mí.

Y hoy puedo decir con la sutileza de un rinoceronte que te amo, que por ti miro en introspectiva y retrospectiva a ese horrible pasado, y lo hago no para torturarme, sino para lamentarme y jurarme que jamás volverá a pasar. Te amo... y en mi lecho de muerte volveré a decirlo, para volver a pedirte perdón por tan tétrico lapso que vivimos.

Te amo... y no es digno de orgullo el camino por el que he llegado hasta aquí, pues si por mi fuera, borraría todo ese daño. Cruza por mi maldita mente mil motivos para no irme, te acercas con tus garritas y me confirmas lo que yo bien sé: a tu lado quiero quedarme, a tu lado me quedaré. Viajaremos mil veces juntos, siempre te protegeré... te buscaría mil veces en la plaza comercial a las 10 de la noche llorando desconsolado... te suplicaría mil y un veces más que no te vayas de mi lado...

Te amo, y siempre te amaré.

sábado, 12 de junio de 2021

La carta al destinatario perdido en el pasado.

 Hoy te vi ahí sentada, siempre tan radiante, con ese pelaje sedoso y brillante. Tu aroma a madera de bosque lluvioso ha inundado cada filete olfatorio nervioso, tu voz temblorosa nos hizo hacer "clic", no eran caricias en mis tímpanos, no quiero mentir... era una voz que tal vez quise volver a oír, mi gente te extraña, mi corazón contigo quiso huir.

No podría yo decir que te extraño y regreses... el mensaje fue claro, ese pasado jamás volverá. Mi terco amor tonto que no sabe apreciarte, extraña un abracito que convierte una tarde... en una bella obra de arte.

Hoy no hay retorno, lo supe aquella vez... Quizá fui un cobarde al decirlo de esa forma, quizá no debí irme y curarme a tu lado... Quizá ese amor ha quedado olvidado. La decisión estuvo tomada, ese fue el caso... Es un viaje no redondo, ya no hay vuelta atrás.

¿Que por qué lo hago...? No lo sé, quizá tus garritas se clavaron en mi corazón, quizá eres mi destino, la otra parte de mi. Una tonta melodía me hace recordarte, una lírica en alemán me hace pensarte...

¿Por qué no regreso? Seamos sinceros... Yo cavé mi tumba, tus padres me odian, tu hermano me mataría y tu familia no me vería igual. Mis padres te extrañan, pero me odiarían más al verte... Sé que el malo fui yo, maldita mi suerte.

Quisiera decir que te amo... Pero decirlo sinceramente, que las palabras salieran de mi corazón. Te extraño con el cerebro, es la verdad... Pero mi corazón ha olvidado lo que es amar de verdad. Quisiera decir que te amo... Pero con sinceridad; volver a ser ese Luis que te busque como un loco en la plaza, el loco que corre a tus brazos al verte, el enamorado que se siente afortunado al tenerte. Quisiera decir que te amo... Pero sin miedo y de verdad...

Quizá en un futuro me de cuenta que te amo, pero lo que pasará... No es agradable: Tú me habrás olvidado, será ya muy tarde. Yo seré condenado a tu olvido en mi carne... Sólo ese día daré lo que fuera... Y yo lo sé bien, mas no quiero dañarte, no quiero ilusionarte ni un disgusto darte.


miércoles, 9 de junio de 2021

¿Qué le han hecho a tu castor?

 Si vieras, pequeña... ¿Qué le ha hecho a tu castor esta vida cruel? ¿Qué le pasó desde que del lado de su gatita se fue? 

¿Qué le hacen a tu castor? Si tan sólo supieras, llorarías en maullidos quizá por pena ajena. Sabrías que él no está para amar a otra persona, que solamente a tu lado tiene sentido su vida y de sobra.

Si supieras que el frío penetró su dura piel, esa que con maullidos se enternecía sin querer. Si supieras que ya derramó aquellas lágrimas, de no poder darte su amor y volver a tus páginas.

¿Qué le hacen a tu castor? Mi dulce gatita... Su corazón duro en silencio llora y no grita. El mundo exterior no está listo para su amor, el mundo exterior lo tortura sin compasión.

Más de una vez su piel frágil cedió, dejó pasar las navajas hacia su interior; busca un apapacho, un abracito y un "miau", busca una tarde de cafecito y no separarse más. Y sin embargo él ya sabe que esos días no volverán, su corazón está muerto, no te quiere más dañar.

¿Qué le ha hecho este mundo a tu pobre castor? Sediento de amor, de caricias, de tranquilidad. Ha descubierto mil formas de poder amarte; pero en su cordura él lo sabe, no quiere dañarte. Podría quizá unos días quedarse a tu lado, mas sabe que desde esa vez, su amor quedó muy dañado.

¿Qué le harán a tu castor? ¿Acaso sabremos? Y es que ni Dios lo sabe... Tú volverás a afilar tus garritas, saldrás adelante, sonreirás y quizá lo olvides en un instante... Pero ese Castor, morirá por sed y hambre, desobediente su corazón tonto que no supo amarte.

¿Qué le harán a tu castor...? 

domingo, 28 de marzo de 2021

No te vayas...

 Hermosa, hermosa tú... dulce amargor que envicia en cada plano consciente incluso al ser más elevado e iluminado. Hermosa entrega y tierna expresión salió de tus labios aquella tarde. Los prados del sur se regocijaban con las lascivas caricias del sol en sus últimas horas, mientras tus miedos se ocultaban en una expresión de amor.

"Abrázame... pero fuerte, no quiero que te vayas".

Mi lengua se atragantó al intentar vomitar un sentimiento, fruto de lo más profundo de las entrañas de mi corazón. Quería cargarte, no dejarte solita... quería volver para darte la más sublime de mis caricias. En un abrazo de fuerza sobrehumana pedí que se derritiera cada sentimiento, que se evapore y se sublime en tu piel, que jamás llore de arrepentimiento. 

"... no quiero que te vayas...".

Son motivos ocultos los que elegiste para esconder tus sentimientos. Son reglas frías y miedos perversos los que me hacen gritar que no te miento. El beso más sincero, el que siguió a tu mordida, la evidencia como metal caliente antes de la caída. Nuestro jugueteo de un sentimiento correspondido, ¿o tal vez fue un deseo carnal mal dirigido?

"Apriétame fuerte... es que no quiero que te vayas".

Fueron tus manos que en su aspereza estimulan cada fibra de mi cabeza hasta la locura, fue tu piel ese estímulo fundido, que en forma de aroma exprimió mis sentidos. Me desconectaron del plano mortal, me colgó  de tus besos, atracción fatal. Me desquicia en cada forma al pasar por tu ombligo, mi centro del mundo, mis cinco sentidos...

"Peque... no quiero que te vayas".

Correspondes por motivos que jamás comprenderé, haces llorar a mis últimas fibras de cordura. No me haces perder la razón en tu desnudez, pero sí me extravío en tu belleza sin censura. Se graba en mi cuerpo como plástico fundido; me quema y se adhiere, me lastima y no grito. Se aleja del mundo cada restricción, cada experiencia, quedo sin protección.

"Eres muy agradable..."

Es sólo el hecho, sin obscenidades; es la más rara de las probabilidades. Quizá no se repita, se vuelve en cenizas, otra tierna escena contigo, mi niña. Me emborracha tu aroma receptor por receptor, se adhiere a mis D3 fundidas con tu piel y su calor, me inundan tus manos hasta volverme dependiente, por volverte así a tener, te juro que seré paciente. Y se pueden repetir mil veces los diccionarios, podría hasta inventar otro vocabulario, y ni aún así podrían mis manos escribir, el más adictivo y efímero de todo mi sentir...

"Peque, abrázame... abrázame fuerte... es que no quiero que te vayas".

domingo, 14 de marzo de 2021

Reflexión de postguardia

 Una vez más, apareces como si nada... y te desvaneces en el olvido de ti misma, alborotas mi piel como gelatina y te vuelves a marchar; inquieta visitante, extraña y fugaz. Por mi torpeza te perdí y por mi dignidad me alejo de ti. Hoy tu calor en mi piel roba memoria en mi cerebro. Memoria que, de usarla; hoy sería especialista... sin embargo estás ahí... asechando, atacando en el momento en el que mi memoria comienza a olvidarte, para darme una paliza recordatorio de que serás por siempre mi dulce obsesión. Y aunque hoy proclame en nombre del amor propio de que no volveré a ti; aunque mi mente pida no más de tus caricias fugaces... siempre podrás volver a tu pedestal y reclamar ese sitio... ese tierno sitio en el que por no conocerte; yo te coloqué sin tú merecerlo. Quisiera no volver, no haberte buscado aquel día en el CELEX; jamás pedir tu número o soñar con tu amor. Quisiera extirparte con coraje y que no vuelvas jamás... pues jamás podrías apreciar lo que en mi podrías encontrar. Ya basta de mi, de ti, de todo y de todos. Ya basta de pasar del odio al amor con sólo leer un "peque" en mi celular. Ya basta de darte todo... a cambio de aplastar mi corazón. Si supieras mis intenciones de darte amor real... ¿cambiarías? yo lo dudo... Si fuese tangible mi noble intención de un amor romántico a tu lado... ¿me lo permitirías? quizá te abrumaría... ¿existe el amor eterno? ¿es el infierno vivir atado a tus palabras vacías? ¿soy una especie de Prometeo al que cada semana le devoras el corazón? Una semana se regenera, tiene tu nombre tatuado... y vuelves hoy para volverlo girones. ¿Es la solución implorar la muerte a los dioses? Lo dudo... si son ellos los responsables de mi condena, el cielo es el límite y la fecha de caducidad es la eternidad...

sábado, 1 de octubre de 2016

Mi biografía: Secundaria

La secundaria. Época de cambios: la pubertad, los amigos que se supone son de toda la vida, los enamoramientos, las primeras relaciones, el ir "en la mañana o en la tarde".
Bueno... yo era el niño raro, pero a pesar de todo me entusiasmé al no volver a saber nada más de mis profesores de primaria. Iniciaría desde cero, y, ¿por qué no? quizá hasta tendría una novia.
La secundaria la iniciamos en un tipo tour por toda la escuela donde nos hablaban de la manera de trabajar. Y realmente entré entusiasmado.

Primero. Un año de adaptaciones, creo que mi primer amistad, se llamaba Jorge, un tipo con gustos parecidos a los míos por Pokémon y Dragon Ball. Procuré acercarme a quienes podía y cuando podía, muchos de mis compañeros sin embargo tendrían tendencias antisociales por lo que a veces fui incluso agredido.
Sin embargo, mi primer compañero y amigo fue mi primo Miguel, con quien caminaba sin rumbo en el patio escolar hablando de los cambios que traía la secundaria, de nuestras "víctimas" (mujeres) y lo que nos esperaba.
¿Amor? Creo que si, una chica de pequeña estatura y complexión delgada, su nombre no citaré, mas que con una "J". El ritual con "N" se repitió en la secundaria, aunque creo que también se dio cuenta por no sé qué medios.
Fue aquí también donde comencé con problemas escolares, que me llevaron a destapar mis problemas en la primaria. Mis padres se culparon de no haberme hecho caso, me reclamaron por no haber hablado de lo que me hacían, tomé terapias como romper mis fotos grupales

Mi biografía: Primaria parte 2 (4o. a 6o.

Se supone que conforme pasan los años, debería ser más sencillo recordar detalle a detalle cada memoria de nuestra vida. Y tal parece que la negación y el bloqueo han llegado a tal grado de que no recuerdo exactamente mis profesores, sí sus nombres y sus caras, mas no el orden en que fueron mis mentores. Entre otros detalles...

Cuarto año. Creo que fue aquí quien tomó el mando del grupo la "Miss Eunice" después de que "Miss Dalia" desapareciera misteriosamente. A esos años, puedo recordar un poco mejor los nombres que sólo citaré sin apellidos y de a uno: Omar, Giordana, Karla, Fabiola, Dulce, ¿Miguel?, Denisse, Danae, Dessiré.
No sé, sinceramente no me pareció la más exigente profesora de la primaria, siendo quien me hizo más daño la de segundo año. De hecho su fama era de exigente y enojona, conmigo no fue así hasta donde recuerdo. Lo relevante de ese año se resumió a una sóla palabra: Amor. Sí, fue a estas alturas que comencé a sentir lo que... creo, que fue "enamoramiento". Una compañera citada entre ese grupo previo, comenzó a invadir mi mente, y mi inocencia la dejó pasar por inexperiencia: "¿Pero qué es ésto? *N* es muy bonita, creo que... ¿me gusta? ¿es ésto el amor? wow... quisiera que fuera mi novia". Así sin oponer resistencia, tal y como lo hacen los adolescentes experimentados cuando quieren evitar sufrir.
Los años previos me inundaron de timidez, fruto de los seguidos "cállate, te vamos a encerrar en un manicomio", "deberías cantar ópera, gritas mucho". Así que ese "primer enamoramiento" que debería ser recordado con alegría, para mí no fue mas que una cadena de sufrimiento: El sufrimiento de ser un perdedor ante sus ojos, el de imaginar las mil cosas negativas que me diría si se lo llego a decir, la burla que sería en todo el grupo porque para todos era yo un perdedor. Pero el mayor sufrimiento de alguien tan introvertido como yo era el mismo en común entre los de mi tipo: el sufrimiento de no poder decir lo que sentimos, por nuestra propia timidez.
Cada año me dedicaba a imaginar cómo sería decirle mis sentimientos y que mágicamente ella me acepte. Cantar canciones de amor e incluso llegar a llorar amargamente en mi cama, en la oscuridad de mi recámara y refugiado debajo de las cobijas de mi cama. Lloraba porque sabía que todo eso era una fantasía, que jamás podría siquiera estar a su lado por más de unos cuantos segundos.

Quinto año. Nada relevante, al parecer fue el primer profesor masculino que tuve: Trinidad. Se dedicaba a insultarme un par de veces cada medio año. Realmente no recuerdo demasiado sobre él, mas que la apertura sexual inicial de mis compañeros y sus comentarios inadecuados, para luego culparme a mí de lo que decían y yo terminar regañado.
Una vez salí a beber agua al garrafón escolar, el cual bastaba siendo una escuela pequeña. Detrás de mi salió una compañera, quien me preguntó: "Luis, ¿quién te gusta del salón? ¿'N' verdad?". Yo me sorprendí al saber que lo supo, y un frío recorrió mi espina dorsal. Me dediqué a negarlo hasta el cansancio y luego volver al salón. Creo que todos se habían dado cuenta, pues una vez, como a 5 metros de distancia, miré de reojo como un compañero se acercaba a "N" y le decía algo al oído, seguido de un "pobre José Luis" por parte de ella. Realmente nunca estuve en riesgo de volverme un psicópata acosador, solo la admiraba en secreto.

Sexto año. Nada interesante realmente... no recuerdo algo en particular, salvo una pastorela donde abiertamente el profesor Trinidad volvió a insultarme: "eres un tonto, tarado, idiota". Con ese volumen que era ascendente, comenzando con el "eres un" a un volumen normal y terminar el "idiota" a poco de ser gritado.
En mis momentos de soledad, sabía que era el último año que vería a "N". Pero en vez de luchar, preferí ocultarme y tragarme mis sentimientos jovenes. No quería ser el ridículo. Así, en silencio, le deseé muy buena suerte fuera donde fuere, y se alejó de mi vida y mis recuerdos.
Terminé la primaria con un 8.8 que dicen, no reflejaba mi verdadero potencial, pero que quizá buscando la causa, podríamos encontrar una explicación.